Descubrimos los "apagallums"

Esta temporada estamos gozando de la gran proliferación de setas que encontramos en las montañas que rodean Mediona. Los entendidos del pueblo nos dicen que no ha sido tan prolífera, pero nosotros nos hemos encontrado con gran cantidad de “camagrocs” (Cantharellus lutecens), “llengua de bou” (Hydnum repandum), algún que otro “rovelló” (Lactarius sanguifluus), ”llenega blanca” (Hygrophorus glyociclus), “llenega negra” (Hygrophorus persoonii) y no podían faltar los “fredolics” (Tricholoma terreum).

Como nos consideramos sólo unos aficionados, tenemos por costumbre llevar un cesto para las setas conocidas y otro para las desconocidas, de tal manera que cuando acabamos la jornada nos dirigimos al pueblo, al Casal de St. Joan de Mediona, lugar donde cada tarde se junta la gente del lugar y donde nunca pueden faltar los “yayetes”, los más entendidos, los viejitos, aquellos a los que les puedes preguntar si éste se come, si éste es bueno, si éste lo tiro, si es venenoso, si tiene algún nombre especial etc… La respuesta suele ser siempre la misma: casi todo es “dolent”, es decir, malo. Pero si tenemos la suerte de que nos digan un nombre… o tenemos más suerte aún de que nos lo escriban en un papel, aún tenemos la oportunidad de indagar en la “Gran Guía de la Naturaleza, Setas de la Península Ibérica”, del maestro José Antonio Muñoz Sánchez, y por último, para acabar nuestra pequeña investigación, nos adentramos en el gran mundo de Mr. Google y acabamos sabiendo con mayor certeza todo aquello que ese día tan maravilloso nos pudo brindar la madre naturaleza, nuestra gran “pachamama”.

Esta vez nos encontramos con un ejemplar increíblemente bonito. Su aspecto no nos daba ninguna confianza para comer, pero la curiosidad nos envolvió y nos la trajimos a casa. En este caso no fue necesario ir al pueblo, tuvimos la suerte de que el Cisco del Casal y su amigo Joan Gómez pasaron por aquí. Cuando vieron esta seta casi nos matan: “Cómo se te ocurre traer eso”, “eso, si yo lo encuentro en el bosque, lo pateo”, “ni se te ocurra comerte eso”… Joan tuvo un poquito más de compasión y lo puso de adorno en la entrada de la casa. Sólo me aconsejó que si venían niños los retirara por si… La sorpresa fue que al día siguiente aparece de casualidad un amigo, Jose, y cuando vió estos ejemplares nos dijo: “ Se llaman “apagallums” o “paraigües” y son exquisitos: a mi me trajeron un par y no me los comí hasta consultar por Internet y comprobar que no había confusión posible. Están buenísimos!” Sinceramente, al principio nosotros también desconfiamos como había hecho él. Sin embargo, después de toda una búsqueda por nuestra pequeña biblioteca y gracias a Mr. Google podemos sentirnos contentos con esta gran experiencia.
Este espécimen resultó ser la “Macrolepiota procera”, Parasol, Paloma, Galaperna, Zarrota, Choupin , Pan de lobo o Apagallum, todos los nombres conocidos en la Península Ibérica.


Pensando en los champiñones rellenos y aprovechando lo que tenía en la nevera hemos elaborado la siguiente receta:

Freimos ligeramente dos cebollas y un ajo, en un chorrito de aceite de “ceps” (Boletus aestivalis)
Picamos finitamente un poco de jamón York y jamón salado y lo añadimos a la paella.
Picamos el “apagallums” más pequeño, o aquel que se nos haya roto y lo añadimos también a la paella.
Espolvoreamos con muy poca sal, pimiento y polvo de ceps.

Ponemos un chorrito de aceite en el interior del sombrero del apagallum y lo rellenamos con el contenido de la paella. Completamos con una buenas rodajas de queso de Mahon y lo ponemos al horno. Nuestra experiencia nos indicó un horno a 200ºC durante 15 minutos.

Estuvo perfectamente acompañado con una rica ensalada de apio con rabanitos.

Les puedo asegurar que ….¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡GENIAL!!!!!!!!!!!

(Y para terminar, quiero aclarar que seguiré consultando a los iaios del Casal, porqué nadie mejor que la gente mayor del pueblo, que tiene la sabiduría de toda la vida entre estas montañas, para saber lo que ellas dan…. aunque a veces, sólo a veces, alguna especie exquisita para ellos desconocida pueda acabar prudentemente en la basura… si Mr. Google y Cia. No llegan a tiempo para complementar su sabiduría! )